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Madrid, 15 de marzo del 2020. La puerta se cierra. A partir de ese momento se inicia un periodo de confinamiento domiciliario marcado por la incertidumbre, el miedo y el sonido de las ambulancias. Estamos en estado de alarma, confinados por el Covid-19.

Este proyecto surge como una necesidad vital de volver a recorrer mi ciudad, de volver a caminar y palpar la calle una vez que la pandemia que cambió nuestras vidas en estos últimos años, nos dio una tregua.

Durante un año y medio he buscado lugares para fotografiar, algunos ya eran conocidos, otros un descubrimiento. Muchos kilómetros recorridos, muchas horas y mucha paciencia.

Paciencia para encontrar el lugar y la persona, Sí, la persona en singular, porque en este proyecto he buscado líneas, espacios limpios, sin ruido, sin bullicio, que me permitieran respirar y que me transmitieran tranquilidad pero sin olvidar que no existe la ciudad sin las personas que le dan vida. Personas anónimas y desconocidas  en las que no solemos reparar, ellas son esa ciudad que apenas vemos.